Recientemente tuvimos la oportunidad de sentarnos con el galardonado diseñador Philippe Vergez y sumergirnos en una conversación que exploró sus fuentes de inspiración.
DK: De dónde viene tu inspiración?
La inspiración, al parecer, me encuentra antes de que yo tenga que buscarla. Pero no se trata solo de la chispa, se trata de darle espacio para florecer, respirar, desbordarse por los bordes de mis momentos de tranquilidad. Anhelo la calma, como caminar por las calles de Bayona, donde mis pies se apoyan contra adoquines que han susurrado sus historias durante siglos. O sentarme en el claustro de la catedral, un santuario que alberga la quietud de los siglos, donde incluso el aire parece zumbar con secretos. Es en esos raros remansos de paz, lejos del ruido y la prisa del mundo, donde mi mente cobra vida. Las ideas, una vez dispersas, se reúnen como viejas amigas, inclinándose hacia mí, finalmente listas para tomar forma.
DK: Qué papel juega el claustro de la catedral en tu proceso creativo?
Es donde encuentro la calma. Entro en ese espacio y el mundo se calma. No hay necesidad de leer los labios de nadie, ningún ruido me presiona, solo paz. Y en esa quietud, surgen las ideas. La inspiración fluye como el Nive, entrelazándose a través de mis pensamientos, una danza de lo viejo y lo nuevo, poesía en el aire. Mis diseños surgen de esa tranquilidad, moldeados por la mezcla de historia y serenidad.
DK: Como alguien con discapacidad auditiva, ¿cómo afecta eso a tu inspiración?
Como tengo problemas de audición y sufro del ruido, la música siempre ha sido mi consuelo, un bálsamo para mi alma en medio de la agitación. El silencio que me rodea puede ser abrumador a veces, pero la música, especialmente el ritmo del rock'n roll, siempre ha logrado atravesar ese silencio. El ritmo del rock'n roll retumba en mis venas, despierta mi espíritu. Es un sonido que siento en mis huesos, el ritmo del desafío, un grito rebelde en cada rasgueo y golpe de tambor. No es solo sonido, es la vida misma, un testimonio fuerte e inquebrantable de que estoy aquí, viva y rugiendo con la energía desencadenada del fuego eterno del rock. La música me da algo tangible a lo que aferrarme en un mundo que a menudo se desvanece en el silencio.
DK: Cómo afrontas los desafíos que te plantea tu discapacidad auditiva?
No es fácil. Es una discapacidad que la gente no ve, por eso no siempre se esfuerzan por ayudarme a entender, prefieren pensar que tengo un problema intelectual... Intentar seguir las conversaciones, leer los labios constantemente, es agotador. Por eso he llegado a preferir la soledad. Me siento en paz con eso. De hecho, me siento muy bien en ella. Cuando estoy sola, es como si el mundo me hablara de maneras que no requieren sonido. El ruido y las vibraciones del motor de mi bicicleta, por ejemplo, son un tipo de conversación diferente. Cuando voy en bicicleta, es más que solo ruido. Es libertad, un recordatorio de que incluso en el silencio hay movimiento, hay energía, hay vida.
DK: Qué papel juega el amor en tu proceso creativo?
El amor es más que un sentimiento, es una fuente de fortaleza. Alimenta mi creatividad y me recuerda que, incluso en los momentos de silencio y soledad, hay una conexión más profunda. El amor le da alma a mis diseños, un propósito que va más allá de la mera estética.
DK: Entonces, qué es lo que en última instancia impulsa tus diseños?
Es una mezcla de todo: viajar por el mundo, las calles antiguas de Bayona, la calma del claustro de la catedral, el rugido de mi bicicleta, el pulso de la música y la fuerza silenciosa del amor. Cada pieza encaja como un rompecabezas. Me inspiro en lo que puedo sentir más que en lo que puedo escuchar. Diseño desde un lugar de conexión, conexión con la historia, con el silencio, con la rebelión, con el amor. Todos estos elementos dan forma a mi trabajo y a mi mundo, creando algo que habla incluso en el silencio.
תגובות